viernes, 26 de febrero de 2010
Los orígenes de nuestra pasión
Si bien se conoce que el inicio de nuestra actividad, el kayak, se origina en el hemisferio norte por los Inuits, esquimales y otros pueblos de esas latitudes, debemos también resaltar a nuestros aborígenes canoeros que surcaron estas aguas peligrosas e indómitas.
Los YAMANAS cruzaron el peligroso estrecho de Le Maire en sus frágiles canoas. Lo llamaron Chuanisin (“lugar de la abundancia”). Testimonios de estas visitas fueron registrados en 1982 por arqueólogos y antropólogos en Bahía Crossley.
Hoy se da la conexión de una misma navegación milenaria por lugares tan vírgenes como aquellas épocas en síntesis, el hombre, su embarcación y la naturaleza en su esencia más pura.
Nuestros kayaks fueron evolucionando respecto a materiales y diseños pero no vario la forma de navegarlo.
Se pueden depurar técnicas pero esencialmente es la misma embarcación inicial la que le transmite al kayakista la sensación de tener una extensión de su cuerpo y no un elemento mas para navegar; al kayak se lo siente y se percibe muy a flor de piel en cada movimiento.
Esta vez, como hace cientos y miles de años, somos otros fueguinos los que nos aventuramos, en una embarcación de no mayor de 6 metros de eslora, a cruzar el temido Estrecho Le Maire, la ruta obligada al Chuanisin, como nuestros hermanos yamanas antes lo hacían.
Esto tiene un simbolismo muy fuerte, porque, a pesar de estar hoy extintos, no remaban en épocas muy distantes en la historia, considerando que todavía la población era de unos miles hacia 1880.
Las corrientes del Le Maire son hoy tan salvajes y peligrosas como antes para el Yamana, las costas y rocas de la isla de los Estados son igual de escabrosas y
Pavorosas como lo fueron para cientos de marinos que la aproximaban y la describieron en sus escritos con terror.
Tan difícil y lúgubre era este territorio que en el se dispuso la construcción de un presidio hacia fines de 1800 para confinar a los presos más peligrosos, sabiendo que de lograr escapar no dispondrían de muchos medios tanto en la estéril tierra como en las aguas mortales.
La historia aun es reciente en estos parajes, y el amor de un fueguino por su tierra y el respeto por la esencia salvaje e indómita de su país, sigue intacto a pesar del paso inexorable del tiempo.
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